Imagínate por un momento que escribiera esa frase realmente, me refiero, creyendo que es verdad.
Imagínate que para vender mintiera.
Te diría que me contrates para escribir los textos de tu web porque Instagram lo van a cerrar el mes que viene.
O te vendiese que gracias a mis textos multiplicarás por 100 tus ingresos.
O que serás mucho más guapa, alta y rubia.
Bueno, bueno, bueno.
Desde pequeña me han dicho eso de que mentir está mal, aunque alguna mentira piadosa ha caído.
Pero mentir para lograr una venta.
Esa es una línea roja que nunca deberías traspasar a la hora de vender.
Yo he leído anuncios que prometen lo imposible, páginas de ventas con tanta exageración al vender los beneficios de su producto que si no eres un poco lista caes en sus redes.
Ya fuera de que si es ético o no.
Me parece de Ignorantes.
Pensar que la persona que lee es tonta, es de ser de esas personas que solo se miran el ombligo.
Yo creo que al crear una marca personal ser honesto con lo que dices y vendes es la única manera de construir un negocio duradero.
Y ahora te voy a contar una historia de venta, porque vender lo hacemos desde pequeñas, en más situaciones de las que pensamos.
Yo tenía una pandilla. La mejor que podía haber tenido. Yo era de las mayores y mi hermana pequeña era el nexo de unión con ellos.
Siempre creí que, ya que tenía que cuidar de mi hermana 5 años menor, pues al menos lo disfrutaría…
Y vaya que lo hice.
Yo no es que fuera una líder ni nada de eso, pero la verdad es que me seguían a donde yo fuera y hacían cualquier actividad que proponía. Y era de sugerir ideas
A mí desde chiquinina me ha gustado hacer dinero.
No pienso que sea malo, pero sí es cierto que es una cualidad que no se suele potenciar.
Una tarde de verano emeritense con un calor de muerte, se me ocurrió en vísperas de las fiestas de la ciudad, crear una tómbola para ganar dinero y despedir al verano con una gran fiesta.
Pero no una cualquiera.
Nos organizamos y empezamos a hacer pompones de lana, llaveros, marcapáginas y sacar de nuestros cajones todos los cachivaches acumulados que ya no nos servía, pero podrían quererlos otra persona.
Hicimos la tómbola que “siempre tocaba” considero que después de eso me copiaron el sistema de ventas en las ferias.
El fin de todo esto, y el que les vendí a mi pandilla, era hacer una fiesta de despedida del verano.
Con el dinero recaudado (la mayoría de nuestros padres y vecinos que bajaban a comprar boletos)
Compramos refrescos, gusanitos rojos, pan de molde y nocilla ( el bote grande)
Eso sí, como todo buena vendedora, les ofrecí algo más. Un extra.
El último día de la feria, fuimos al ferial y recogimos todos los farolillos de papel y banderines que iban a tirar y decoramos todo el porche del bloque donde vivíamos y tuvimos nuestra fiesta con música y todo. Creo recordar que en el casete se escuchaba La onda vaselina.
Imagínate que yo les prometiera la fiesta a mi pandilla.
Una fiesta maravillosa con decoración incluida.
Y al llegar el día se encuentran con un zumo con pajita del Spar, un chicle y una palmadita en la espalda.
Me hubiera quedado sin amigos.
Pues lo mismo cuando vayas a vender tus productos o servicios.
No mientas.
La gente no es tonta (aunque muchas personas se esfuerzan en parecerlo)
Vende tu beneficio real, no lo exageres y crearás un negocio para toda la vida.
Uno de los mejores copywriter de habla hispana ( Isra Bravo) te cuenta también es su blog sobre la mentira.
Todo lo que escribe este señor es canelita fina.
Si no quieres mentir sobre tu marca puedo escribir por ti.